Escabio diptongo
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Qué pendejada a bocha iba a mensurar. Tras aquel horizonte de línea
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su acuse...
OFICINAS en San Miguel
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El objetivo del proyecto partía de dos conceptos base: por un lado,
reorganizar el espacio según lo equipos que conforman la estructura
funcional de la e...
Aprender a encajar
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Tengo que reconocer que estos dos años al frente de la academia han sido de
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Ayer en la clase de física
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Ayer en la clase de
física casi grito EUREKA,
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lo que tiene que ver
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comunicantes.
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...
LUZ VERDE PARA LA SERIE DE "JUEGO DE TRONOS"
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Desde hace tiempo tengo el blog bastante abandonado, pero que mejor noticia
para retomar la publicación que la HBO haya decidido dar luz verde a "Game
of T...
Ocurrió un día, sin más, sin pensar en ello... y ocurrió como ocurren estas cosas, con el detalle más nimio, con la cotidianidad que pasa de ser rutina a ser algo fantástico y sorprendente.
Y no fue ese día, sino al día siguiente, cuando inmerso en aleatorios pensamientos le vino a la mente un pequeño destello del día anterior. En ese momento tuvo la idea.
La ilusión por esa idea se fue difuminando hasta que llegó a la conclusión que en vez de una idea necesitaba tiempo... tiempo para llevar a cabo aquella y otras ideas.
Vivo en un estado continuo conspiranoico, miro a derecha y a izquierda y solo veo a gente mintiéndome, ocultando una triste verdad. Analizo cada palabra y cada mirada buscando una clave que me quite la venda que tapa mis ojos. Mi lado racional me dice que son solo suposiciones, pero el pasional me asegura que soy la víctima de una gran mentira.
Me gustaría quitarme la venda y descubrir la verdad porque solo hay algo peor que llevar una... saber que la llevas.
Dudo de que toda la filosofía de este mundo consiga suprimir la esclavitud; a lo sumo le cambiarán el nombre. Soy capaz de imaginar formas de servidumbre peores que las nuestras, por más insidiosas, sea que se logre transformar a los hombres en máquinas estúpidas y satisfechas, creídas de su libertad en pleno sometimiento (…)
Se necesitan las leyes más rigurosas para reducir el número de los intermediarios que pululan en nuestras ciudades: raza obscena y ventruda, murmurando en todas las tabernas, acodada en todos los mostradores, pronta a minar cualquier política que no le proporcione ganancias inmediatas. Una distribución juiciosa de los graneros del Estado ayuda a contener la escandalosa inflación de los precios en épocas de carestía, pero yo contaba sobre todo con la organización de los productores mismos, los viñateros galos, los pescadores del Ponto Euxino cuya miserable pitanza devoran los importadores de caviar y de pescado salado prontos a sacar tajada de sus fatigas y sus peligros. Uno de mis días más hermosos fue aquel en que convencí a un grupo de marineros del Archipiélago de que se asociaran formando una corporación y que trataran directamente con los vendedores de las ciudades. Jamás me sentí más útil como príncipe.
Somos funcionarios del Estado, no Césares. Razón tenía aquella querellante a quien me negué cierto día a escuchar hasta el fin, cuando me gritó que si no tenía tiempo para escucharla, tampoco lo tenía para reinar.
El viejo dicho de “Renovarse o morir” ha muerto. En la época en la que intimidad ha sido asesinada por el ciberespacio, ya no nos renovamos, nos actualizamos. Realizamos mejoras a nuestro OS, añadiendo nuevos programas o cambiando nuestro fondo de pantalla. Algunas veces tomamos decisiones más drásticas y formateamos nuestro disco duro para, en la mayoría de las ocasiones, volver a instalar lo que ya teníamos antes pero disfrutando de una falsa sensación de que todo mejorará. En pocas ocasiones cambiamos nuestro OS y nos lanzamos a una nueva aventura, descubriendo un nuevo mundo que no siempre no satisface.
Hoy, en esta época en la que vivimos de información y servicios (no apta para capitalismos caducos), no podemos quedarnos obsoletos y por eso he decidido darle una nueva mano de pintura al blog (ya ni me acuerdo de la primera versión... lo que estoy seguro que esta no es ni la segunda ni, siquiera, la tercera, pero si el cambio más radical). Espero que este lavado de cara me obligue a pasar más a menudo por aquí.
Igualmente me he dado de alta en twitter (sobre todo lo he hecho por comodidad, así solo tengo que entrar a una página a la hora de visitar todos los twitter's que seguía) y en el facebook ya llevaba un tiempillo. A la derecha del blog (o a la izquierda, solo depende de tu punto de vista) tienes los enlaces para mis páginas en ambas redes sociales.
Me despido, esperando que este sea un nuevo comienzo, de una forma que continua:
Corto y cambio,
PD. En el cambio de diseño he perdido los comentarios que me habían dejado. Ruego me disculpen aquellos que habían puesto su aportación.
“Una palabra, solo una palabra puede cambiar tu mundo.”
Escuchaba una y otra vez las palabras que ella había encerrado en mi cabeza.
- ¿Solo una palabra? - pensaba mientras una sonrisa burlona asomaba en mi rostro, intentando darle menor importancia de la que realmente le estaba dando.
No quería creerla, pero en mi interior ansiaba que tuviera razón. Si fuera tan fácil cambiar mi mundo solo con una palabra podría reinventarme, ser aquel que quise ser de niño o aquel adulto en el que nunca me convertiré.
- Entonces – dijo ella - ¿ya sabes que palabra es?
- No – contesté mientras me daba media vuelta y me alejaba dispuesto a darle una nueva oportunidad a mis sueños de niño.
Estamos en el año 2010. Cuando yo era niño pensaba que llegados a esta época viviríamos en ciudades futuristas, conduciríamos coches voladores y el planeta Marte sería un destino vacacional más. En ese mundo idílico el sistema político sería mucho más participativo, el respeto al medio ambiente prevalecería sobre cualquier interés comercial y el sistema económico borraría las desigualdades existentes, no sólo entre países, sino también entre todos los individuos.
En el 2009 hemos tenido en las manos hacer realidad muchas de esas hipótesis futuras que imaginaba a principio de los años 80... y no me refiero a coches voladores y viajar a Marte. Me refiero a hacer realidad cambios políticos, sociales y económicos que transformen el mundo donde vivimos.
La crisis económica fue, y aún lo sigue siendo, la excusa perfecta para cambiar nuestro sistema económico. No se trata de refundar el Capitalismo, sino de abandonar un sistema creado hace más de un siglo y que ha demostrado continuamente su fragilidad (todas las décadas tienen su crisis financiera más o menos acusada), así como su facilidad en crear desigualdades. No me entiendan mal y piensen que abogo por el Comunismo (una idea interesante ejecutada penosamente), sino por la creación de un sistema económico acorde con una sociedad que ha ido abandonando el antiguo sistema productivo para centrarse en un sistema basado en la información y los servicios. La Revolución Industrial murió hace ya muchos años y no podemos sustentar la economía mundial en un sistema creado para un mercado difunto. La crisis económica actual es sistemática, y cualquier esfuerzo nacional en superarla es un simple parche que acabará dejando otra vez al aire la herida.
En éste 2009 los líderes mundiales pudieron haber trabajado para acordar una solución fuerte y revolucionaria, una solución cuyos efectos no serían inmediatos, pero si sólidos. Prefirieron la solución fácil y rápida: poner simples parches a un transatlántico a la deriva. Una oportunidad perdida.
Recientemente se ha celebrado a cabo la Cumbre del Clima de Copenhage. ¿Qué puedo decir sobre ella? Las Cumbres Climáticas parecen ser reuniones de dirigentes de alto nivel, donde todos utilizan grandes coches contaminantes y jets privados para llegar al lugar de celebración. En estas cumbres no importa el medio ambiente, y si el crecimiento productivo de cada nación... o mejor dicho, las trabas que puedo imponer, con la excusa medioambiental, para que mi rival económico deje de crecer. No hay un compromiso serio por parte de las naciones para atajar un problema que a medio-largo plazo nos afectará a todos por igual (aunque ya hay síntomas de que los plazos se acortan a pasos agigantados). Las naciones deben apostar por la investigación y el desarrollo de sistemas energéticos no contaminantes, aunque choquen contra los intereses capitalistas de las grandes empresas petroleras. En el momento en que las naciones decidan llevar políticas medioambientales separadas de los intereses capitalistas, será cuando este tipo de cumbres tendrán sentido y arrojaran algún resultado.
Por último nos encontramos con la falta de participación en los gobiernos y las políticas que nos afectan. El último de muchos ejemplos nos encontramos con la reciente elección de Herman Van Rompuy como Presidente el Consejo Europeo, es decir, Presidente permanente de la UE. ¿Usted le ha votado? Ni usted ni casi ningún ciudadano de la Unión Europeo... digo casi nadie, porque solo fue elegido por 27 ciudadanos, nuestros Presidentes de Gobierno. En una Unión Europea tan heterogénea, con tantas sensibilidades, opciones y culturas, cómo se puede elegir a un Presidente por solo 27 personas de diferentes opciones políticas. La respuesta es simple: el que menos moleste.
¿Por qué, si se aspira a una dirección política común dentro de la Unión, no pueden decidir directamente la ciudadanía que proyecto y que persona es la que mejor se adapta a sus intereses? El 2009 fue el año en el que se debió dar voz a los europeos, lamentablemente fue otra oportunidad perdida.
Tenemos que ser valientes e idealistas; tenemos que ser inconformistas. Somos nosotros, los ciudadanos, los que tenemos que salir del hastío y luchar para cambiar todo aquello que nos parezca injusto. Quedarse en casa y aceptar resignados la triste realidad nos convierte en cómplices. Lo que ahora nos parece una quimera puede hacerse realidad, porque para hacer algo nuevo, primero hay que soñarlo.