Se levantó y se dirigió al espejo que dominaba aquel cuarto aséptico, bien iluminado, de paredes blancas y acolchadas. Cuando vió su reflejo, apartó la mano de su pecho y se preguntó:
- ¿Será verdad que no soy Napoleón?
Corto y cambio,
Se levantó y se dirigió al espejo que dominaba aquel cuarto aséptico, bien iluminado, de paredes blancas y acolchadas. Cuando vió su reflejo, apartó la mano de su pecho y se preguntó:
- ¿Será verdad que no soy Napoleón?
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